En cada paso que da hacia el cuadrilátero, Xander Zayas lleva mucho más que guantes y vendajes. Lleva la historia de una familia arrancada por un huracán, el sueño de una comunidad que vibra con cada uno de sus golpes, y la determinación de quien sabe que el sacrificio es el único camino hacia la cima. El 26 de julio, cuando dispute el título mundial WBO del peso superwelter, no será solo un combate por el cinturón. Será, también, la consagración de una historia marcada por el desarraigo, la disciplina y la fe.
Zayas nació en San Juan, Puerto Rico, en 2002. Creció entre las calles del municipio de Caguas, donde aprendió pronto a esquivar las dificultades. Su madre, Madelin, lo inscribió en clases de boxeo cuando apenas tenía cinco años, buscando canalizar su energía y protegerlo de los entornos difíciles. Desde entonces, el ring fue su refugio, su forma de entender el mundo. Fue un niño callado, enfocado, que prefería entrenar antes que cualquier otra cosa. Pronto comenzaron a llegar las victorias en el ámbito amateur, pero también los desafíos.
En 2017, el huracán María azotó Puerto Rico con una furia devastadora. Como miles de familias, los Zayas lo perdieron todo. El caos, la inseguridad y la falta de recursos obligaron a tomar una decisión drástica: emigrar. Se instalaron en Florida, en busca de una nueva oportunidad. Xander tenía solo 15 años, pero ya era consciente de lo que significaba empezar desde cero. Fue entonces cuando se forjó en él una resiliencia que aún hoy define su forma de pelear. “Puerto Rico está en mi sangre y en mi corazón. Todo lo que hago es por mi gente”, ha repetido más de una vez.
En Estados Unidos, su talento no pasó desapercibido. Fue elegido para representar al país en torneos juveniles, pero una normativa le impidió competir en los Juegos Olímpicos de Tokio. Con apenas 16 años, tomó una decisión valiente: hacerse profesional. Top Rank lo fichó como una de sus promesas más jóvenes y desde entonces ha construido una carrera sólida, sin escándalos, sin atajos. Su récord invicto es solo una parte de su historia. La otra es la forma en que pelea: técnico, elegante, explosivo. Un boxeador que no solo gana, sino que emociona.
Fuera del ring, Zayas es un joven tranquilo, familiar, profundamente orgulloso de sus raíces. En cada victoria ondea la bandera puertorriqueña como si fuera parte de su propio cuerpo. Tiene una relación cercana con los suyos, habla con humildad, escucha más de lo que habla. No le interesa la fama vacía ni los titulares fáciles. Pero eso no ha impedido que conecte con el público. Uno de sus fans más célebres es el artista Eladio Carrión, que le dedicó la canción “Xander 10”, en la que repasa su ascenso y lo define como “orgullo boricua”. Zayas ha dicho que escuchó el tema por primera vez mientras entrenaba y que no pudo evitar las lágrimas.
Aquel niño que empezó golpeando sacos en Caguas hoy se prepara para su noche más importante. El 26 de julio, en la cartelera que Top Rank organiza en Nueva York, Zayas buscará convertirse en campeón mundial del peso superwelter. Pero más allá del título, la velada representa un punto de llegada emocional: la confirmación de que todo el esfuerzo ha valido la pena. Que aquel joven desplazado por una tormenta, que cruzó el mar para perseguir un sueño, está ahora donde siempre imaginó.
Xander Zayas no quiere ser solo campeón. Quiere inspirar. Quiere demostrar que el boxeo puede ser una forma de resistencia, de orgullo, de identidad. Su historia no es solo la de un púgil talentoso. Es la de un joven que aprendió a pelear dentro y fuera del ring, que transformó el dolor en motivación, y que cada vez que lanza un jab, lanza también un mensaje: Puerto Rico vive en mí.
No te pierdas ninguna de las Noticias de Boxeo en KO a la Carrera, la web de boxeo y MMA. Cada día toda la información de UFC en español y de las artes marciales mixtas en nuestra web. ¡Deja tus comentarios!