César Córdoba no necesita levantar la voz. Nunca lo ha hecho. No lo hacía cuando reinaba en los cuadriláteros, ni lo hace ahora, como uno de los entrenadores más respetados del boxeo español. Este sábado, en La Velada del Año 5, su trabajo se notará en cada golpe de Viruzz y TheGrefg, dos de los protagonistas del evento que más público reúne en lengua hispana. Detrás de sus mejoras, de su solidez, está la figura de Córdoba. Siempre en silencio. Siempre presente.

Nacido en Barcelona en 1980, su nombre lleva años escrito en letras firmes dentro del deporte de contacto. Fue dos veces campeón mundial de kickboxing, y también campeón de España de boxeo. Peleador técnico, cerebral, y con una resistencia a prueba de guerras, Córdoba construyó su carrera sin artificios, enfrentando a rivales de alto nivel y saliendo de cada combate con más respeto del que tenía antes de entrar.

Pero su legado no se detiene en su etapa como luchador. Desde hace años, se ha volcado en la enseñanza. Y no cualquiera. Su forma de entrenar no responde a moldes prefabricados. Corrige con detalle, exige con calma y transforma con método. Su trabajo no es solo físico. También mental. Y es justo eso lo que ha encontrado TheGrefg, que este año ha dado el salto definitivo al ring, y lo que ha perfeccionado Viruzz, uno de los boxeadores más constantes de este universo de streamers.

Ambos entrenan bajo su tutela, y ambos lo han señalado como pieza clave en su evolución. No es casualidad. Córdoba entiende el boxeo desde la paciencia. Y sabe adaptar su método a cada peleador, incluso cuando vienen de mundos ajenos al deporte profesional. “No es solo enseñar a lanzar un jab. Es enseñar a entender por qué lo lanzas, cuándo, y con qué intención”, ha dicho en entrevistas anteriores.

Esta edición de La Velada del Año, que se celebra el 26 de julio en Sevilla, será también un escaparate para su trabajo. No aparecerá en la cartelera, pero su sello estará en cada cruce de golpes, en cada esquiva, en cada decisión de sus pupilos. Porque el buen entrenador no brilla solo en los entrenamientos. Brilla cuando sus peleadores se sienten seguros dentro del ring.

César Córdoba representa esa figura escasa: la del campeón que sabe hacerse a un lado, que no compite con sus alumnos, que pone su experiencia al servicio de otros. Su paso por el boxeo profesional lo curtió, pero su mirada hacia el futuro es lo que lo mantiene vivo en este deporte.

La Velada es entretenimiento, sí. Pero también es boxeo. Y en esa frontera, entre el show y el rigor, Córdoba es una garantía de autenticidad. En el rincón azul, o en el rojo, su presencia será invisible para muchos. Pero sus huellas estarán en cada asalto. Porque hay maestros que no necesitan protagonismo. Solo resultados.

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