El camino de Vergil Ortiz Jr. siempre ha estado marcado por la violencia controlada, por esa capacidad de golpear con la contundencia de un veterano pese a su juventud. Ahora, con 23 victorias en 23 peleas, el texano regresa a casa. El 8 de noviembre, en el Dickies Arena de Fort Worth, peleará contra Erickson Lubin.
La cita llega en un momento clave. Ortiz, campeón interino WBC del superwélter, parecía destinado a un choque contra Xander Zayas, el flamante campeón WBO. Durante semanas se negoció el combate, incluso el propio Zayas filtró propuestas en redes sociales. Pero la pelea no cuajó. Óscar De La Hoya perdió la paciencia: “El boxeo en Estados Unidos está estancado. Teníamos el combate en bandeja y Zayas no quiso”, dijo con tono irónico, recordando que Top Rank no tiene televisión tras su ruptura con ESPN.
Ortiz, el invicto que todos evitan
En lugar de Zayas, el rival será Erickson Lubin, número uno del ranking IBF, un boxeador que ha sabido reinventarse tras su derrota frente a Sebastian Fundora en 2022. Aquella noche, pese a la caída, se ganó el respeto del público al mandar al suelo al “Towering Inferno” y seguir peleando con el rostro desfigurado. Desde entonces, suma tres victorias, dos de ellas por nocaut y no hay que olvidar que antes ya había sido campeón mundial.
Ortiz llega con la etiqueta de “el más evitado del boxeo”, como lo definió De La Hoya. Nadie quiere enfrentarse a su pegada. En sus dos últimos combates, ante Israil Madrimov y Serhii Bohachuk, mostró que también sabe manejarse a la distancia. El primero le exigió técnica y disciplina; el segundo fue una batalla épica que se convirtió en candidata a pelea del año. El de Madrimov, además, le dio el Mundial WBC Interino del superwelter, faja que ahora pone en juego.
Lubin, el martillo que busca redención
Para Lubin, apodado “The Hammer”, este combate es algo más que una oportunidad: es la redención. Lo dejó claro en la presentación: “Este es el momento que he esperado. Estoy de vuelta por todo”. Con 27 victorias, 19 de ellas antes del límite, representa una amenaza real para Ortiz.
Desde ProBox, su socio promotor, Garry Jonas lo dijo sin rodeos: “El Hammer puede vencer a Ortiz”. Una frase que muchos ven como arriesgada, pero que refleja la confianza en un púgil que ha madurado a base de golpes y frustraciones.
El 8 de noviembre, en Fort Worth, se pondrán frente a frente dos caminos distintos: la imbatibilidad de Ortiz y la resurrección de Lubin. La respuesta, como siempre, estará en los puños.
No te pierdas ninguna de las Noticias de Boxeo en KO a la Carrera, la web de boxeo y MMA. Cada día toda la información de UFC en español y de las artes marciales mixtas en nuestra web. ¡Deja tus comentarios!