En una madrugada marcada por el eco de la victoria de Terence Crawford sobre Canelo Álvarez, Naoya Inoue demostró en Nagoya que su trono no depende de listas imaginarias. El japonés, de 32 años, ofreció otra exhibición técnica para retener la corona indiscutida del peso supergallo, derrotando por decisión unánime (117-111, 118-110 y 118-110) al valiente uzbeko Murodjon Akhmadaliev.
La velada, que cerraba un triple campeonato mundial en el IG Arena, comenzó con el contexto de que Inoue había descendido al tercer puesto de las clasificaciones libra por libra antes incluso de subir al ring, tras la gesta de Crawford en Las Vegas. Lejos de distraerse, “The Monster” se concentró en su boxeo: ritmo alto, desplazamiento constante y un jab que marcó el compás desde el primer segundo.
Akhmadaliev, ex campeón unificado, intentó plantar cara con su guardia zurda, pero sus izquierdas quedaron cortas frente a la precisión del local. En los primeros asaltos, Inoue conectó con combinaciones limpias al cuerpo y la cabeza, esquivando con elegancia cada intento del visitante. El uzbeko encontró algo de aire en el cuarto y quinto asalto, pero cada avance era respondido por la potencia y la rapidez del campeón japonés.
La segunda mitad fue una lección de control. Inoue alternó uppercuts y derechas largas que castigaron el rostro de Akhmadaliev, que terminó con el ojo derecho inflamado. En el noveno round, una serie de derecha-izquierda-derecha electrizó al público japonés. Solo en el último asalto, un derechazo del retador pareció estremecer a Inoue, que sonrió y continuó dominando hasta el último tañido de campana.
Con esta victoria, Inoue (31-0, 28 KOs) prolonga su reinado absoluto en las 122 libras. Ya suma cinco defensas como indiscutido, una cifra impresionante si se considera que en 2023 unificó todos los títulos al noquear a Marlon Tapales, después de haber sido también indiscutido en el peso gallo. En su carrera acumula ya 24 peleas titulares, una marca que lo confirma como uno de los boxeadores más activos y temibles del presente.
“Estaba motivado por enfrentar a un rival de la talla de Akhmadaliev, y gracias a él pude mostrar lo mejor de mí”, expresó el campeón tras el combate. Su promotor, Bob Arum, viajó a Japón para presenciar la defensa y no escatimó elogios: “Tiene poder, gran juego de pies y un boxeo de leyenda. Es un peleador completo, de los que marcan época”.
El futuro inmediato de Inoue apunta a una defensa programada para el 27 de diciembre en Riad ante el mexicano Alan David Picasso. Esa cartelera incluirá también a Junto Nakatani (31-0, 24 KOs), quien debutará en la categoría frente a Sebastián Hernández. De ganar ambos, el duelo Inoue-Nakatani en 2026 sería, para muchos, el combate más grande en la historia del boxeo japonés.
Mientras el planeta del boxeo miraba a Las Vegas, Inoue ratificó en su casa que sigue siendo una fuerza imparable. Precisión quirúrgica, potencia sostenida y una capacidad de adaptación que lo colocan como uno de los grandes de todos los tiempos. En Nagoya, el público volvió a ver a “The Monster” en plenitud, confirmando que su leyenda solo encuentra límites en su propia ambición.
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