Nico Gaffie volvió a encender el Bare Knuckle con una actuación que quedará grabada en Roma. El andaluz, de 29 años, necesitó menos de un asalto para noquear al neerlandés Jelle Zeegers y proclamarse campeón de Europa de BKFC en el peso pluma, un título que confirma su ascenso meteórico en el boxeo sin guantes.
Gaffie, que dio sus primeros pasos en el kickboxing, ha encontrado en el Bare Knuckle un territorio ideal para desplegar su agresividad y precisión. Su debut se produjo hace un año, en el evento que BKFC organizó en Marbella. Aquella noche sorprendió con una contundencia que le llevó directo a Dubái, donde firmó un nuevo nocaut. Esa racha le abrió la puerta del combate titular.
En Roma, el español salió sin miedo. Desde el primer intercambio mostró su determinación. Zeegers trató de mantener la distancia, buscando enfriar el ritmo, pero Gaffie no se lo permitió. Avanzó sin pausa, con el mentón bajo y las manos listas para castigar. En la primera combinación peligrosa, conectó un crochet de izquierda que hizo tambalear al neerlandés. Su rival intentó reaccionar, pero el andaluz olió la sangre.
El desenlace fue rápido. Gaffie lanzó otro crochet de izquierda, esta vez demoledor. Zeegers cayó al suelo sin respuesta y el árbitro detuvo el combate. Roma fue testigo del nacimiento de un nuevo campeón europeo, un luchador que mezcla carisma, pegada y ambición.
Nada más lograr la victoria, Gaffie buscó con la mirada a Conor McGregor, presente junto al cuadrilátero. Se acercó y le dijo algo al oído. Minutos después, lo repitió ante el micrófono: “Tenemos una leyenda que ha hecho un legado que quiero repetir. Voy a ser campeón mundial en dos divisiones, como hizo él”.
The Notorious no tardó en reaccionar. Subió al ring y correspondió a los elogios con una sonrisa: “Nico Gaffie es pura dinamita. Es un luchador increíble, pura electricidad cada vez que pelea. Enhorabuena, ahora eres campeón de Europa y no puedo esperar para verte escalar hacia títulos mundiales”.
Para Gaffie, McGregor es mucho más que un referente. Es un símbolo. Lo tiene tatuado en la pierna y representa el modelo que persigue: un competidor sin miedo, capaz de dominar más de una división. Con su victoria en Roma, el andaluz da el primer paso en ese camino.
La noche italiana tuvo también otro acento hispano. Franco Tenaglia, argentino afincado en Alicante, volvió a competir tras varios meses fuera por problemas con el visado. Excampeón del peso ligero, llegaba con la presión de demostrar que seguía siendo uno de los mejores de Europa. Y lo hizo. En el duelo coestelar, se impuso por decisión dividida a Ben Bonner tras una guerra de cinco asaltos.
El combate de Tenaglia fue una batalla sin respiro. Ambos intercambiaron con ferocidad y mantuvieron el ritmo hasta el final. Cuando los jueces dieron su veredicto, parte del público protestó, pero la victoria quedó en manos del argentino, que ahora luce un récord de 5-1 en Bare Knuckle. Además, accede a la final del peso ligero. Austin Trout o Luis Palomino serán su próximo rival.
La velada en Roma dejó dos historias paralelas unidas por un mismo hilo: la ambición y la resistencia de los que vienen desde abajo. Gaffie, con su pegada explosiva, y Tenaglia, con su corazón de guerrero, mostraron que el Bare Knuckle tiene nuevos nombres propios que hablan español.
Para Nico Gaffie, la noche fue el comienzo de algo más grande. Su nombre empieza a sonar con fuerza en Europa y su estilo encaja en la narrativa que BKFC busca construir: violencia controlada, espectáculo y personalidad. Si sus palabras se cumplen, lo próximo será perseguir el sueño mundialista. Y, por cómo suena su izquierda, pocos dudan de que lo conseguirá.
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