La esperada revancha entre Beterbiev y Bivol acaparó todas las miradas el 22 de febrero, pero Arabia Saudí tenía planes aún más ambiciosos para el boxeo. Quisieron montar una velada inolvidable, y lo lograron: seis combates con títulos en juego en una de las mejores carteleras del siglo. No fue fácil llevarla a cabo, ya que hubo cambios de última hora por varias bajas imprevistas. Sin embargo, Turki Al-Sheikh sigue revolucionando el boxeo. Antes, imprevistos cómo estos habrían significado peleas canceladas; ahora, se resuelven con rapidez y con rivales que elevan la expectación. Son detalles como este los que marcan el cambio que tanto exigen los aficionados. Después es turno para los boxeadores y algunos como Callum Smith brillaron por encima de cualquier otro.

Uno de los duelos afectados fue el combate coestelar. Daniel Dubois debía defender su título mundial IBF del peso pesado ante Joseph Parker, pero una enfermedad lo dejó fuera apenas dos días antes del evento. Sin titubear, Martin Bakole tomó su lugar en el último momento. La WBO no puso trabas para que Parker expusiera su cinturón interino de los pesados, y con eso se salvó el enfrentamiento. Hubo incertidumbre sobre el estado de Bakole: menos de 24 horas antes, todavía estaba en un avión rumbo a Arabia Saudí. Subió a la báscula el mismo día del combate y marcó 142,8 kg, el mayor peso de su carrera con diferencia. Aun así, la pelea se llevó a cabo.

En lo deportivo, hubo poca historia. Bakole apostó todo desde el inicio, saliendo con la mentalidad de arriesgarlo todo en busca de una sorpresa. Consiguió conectar un ascendente que hizo retroceder a Parker, pero la diferencia de preparación era demasiado grande. El neozelandés manejó la pelea con inteligencia y, cuando vio la oportunidad, la aprovechó. En el segundo asalto, durante un intercambio, conectó un golpe certero en la sien de Bakole y lo envió a la lona. El congolés trató de resistir, pero no pudo pasar del round. Parker dejó claro que sigue siendo uno de los pesos pesados más peligrosos de la actualidad.

Otra pelea que sufrió cambios fue la de Shakur Stevenson. Floyd Schofield, su rival original, enfermó y no pudo pelear. Incluso insinuó que lo habían “envenenado”, acusación que generó polémica. Rápidamente, los organizadores encontraron un sustituto: el británico Josh Padley, invicto en 15 peleas y con una historia de superación, pues aún compagina el boxeo con su trabajo en la construcción. El combate era su gran oportunidad, pero la diferencia de nivel se hizo evidente. Shakur dominó sin arriesgarse, castigando a su rival con precisión hasta que, tras tres caídas, la esquina de Padley detuvo la pelea en el noveno asalto. Stevenson necesitaba una actuación impactante, pero su falta de espectacularidad podría ser motivo de preocupación. Aun así, sumó otra defensa y lanzó un reto a Gervonta Davis. Si alguien puede hacer realidad esa megapelea, es Arabia Saudí.

La polémica de la noche llegó en el combate por el título mundial de peso medio. Carlos Adames pareció haber hecho lo suficiente para vencer a Hamzah Sheeraz, pero los jueces dictaminaron un empate (118-110, 114-115 y 114-114). Adames fue de menos a más y terminó dominando la pelea, por lo que el resultado dejó muchas dudas. Incluso Sheeraz se mostró sorprendido al escuchar que uno de los jueces lo tenía como ganador. El empate, al menos, permitió que Adames retuviera su cinturón del WBC.

Antes de la gran pelea entre Bivol y Beterbiev, Agit Kabayel dio la sorpresa al noquear a Zhilei Zhang en el sexto asalto y convertirse en el nuevo campeón interino WBC de los pesados. El alemán, aún invicto, sigue demostrando que es un contendiente de élite. En el peso superwélter, Vergil Ortiz defendió su título interino del WBC con una actuación dominante ante Israil Madrimov. Tras sufrir problemas de salud en su antigua categoría, Ortiz parece haber encontrado su sitio en esta división. Con su estilo agresivo y constante presión, no dejó opciones a Madrimov y reafirmó su estatus de futura estrella.

Pero la pelea más espectacular de la noche fue la que enfrentó a Callum Smith y Joshua Buatsi por el título interino WBO del semipesado. Fue una auténtica guerra desde el primer campanazo. Ambos tuvieron momentos de dominio y estuvieron cerca tanto de noquear como de ser noqueados. Sin embargo, la resistencia y experiencia de Smith fueron decisivas. Se llevó la victoria por decisión unánime (119-110, 115-113 y 116-112), logrando su segundo título mundial en una división distinta. Ya fue campeón en el supermedio, y ahora se consagra en el semipesado. Pocos pueden presumir de semejante hazaña. Callum Smith es uno de ellos.

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