El final del noveno asalto dejó una imagen insólita: Gervonta Davis regresó a su esquina visiblemente frustrado, reclamando algo a su equipo. Sin embargo, el error no fue de ellos, sino suyo. En una acción fugaz, “Tank” puso la rodilla en la lona por un instante, pero en lugar de esperar la cuenta del árbitro, se dirigió directamente a su esquina pidiendo que le secasen la cara. Steve Willis, el referí, le reprendió, pero no le aplicó la cuenta de protección, un fallo grave en la aplicación del reglamento.

En el boxeo, si un púgil toca la lona, se debe realizar una cuenta obligatoria, y, además, no se le permite ir a su esquina sin la autorización del árbitro. Nada de eso ocurrió. Un error arbitral de este calibre pudo haber cambiado el resultado del combate, ya que, bien sancionada la acción, Davis habría perdido su invicto y el título mundial WBA del peso ligero. Sin embargo, la permisividad vista en el cuadrilátero permitió que Davis saliera con un empate in extremis (115-113, 114-114, 114-114), conservando su récord perfecto y su cinturón.

Un pleito cerrado que pudo haber sido histórico

Desde el inicio, Tank impuso su ritmo característico, arrancando con calma, midiendo los tiempos y apostando por su potencia en los asaltos intermedios. Sin embargo, Roach nunca fue un rival fácil. Subiendo desde el peso superpluma, llegó con una ventaja de tamaño evidente y la utilizó con inteligencia. Desde el sexto asalto, el combate cambió de tono, y el aspirante comenzó a encontrar los huecos en la defensa de Davis, conectando golpes limpios y efectivos.

Roach aprovechó cada descuido de Gervonta, quien bajaba demasiado la guardia, recibiendo castigo constante. El estadounidense tambaleó en varias ocasiones, dejando en evidencia que no encontraba su ritmo. El octavo asalto marcó el punto de inflexión, y en el noveno, su desesperación era evidente. Nunca antes Davis había estado tan incómodo, tan fuera de su zona de confort. En el pasado, Isaac “Pitbull” Cruz lo había llevado al límite con su presión, pero esto era diferente: Roach le negaba los espacios y lo mantenía en constante duda.

El undécimo asalto trajo otra polémica. Davis recibió varias manos duras, y cuando parecía estar en apuros, el árbitro detuvo la acción para reprenderlo, dándole un respiro inesperado. Otra decisión que, vista en perspectiva, terminó beneficiando al campeón.

El empate en las tarjetas es un resultado que refleja lo igualado del combate, pero sin la omisión del conteo en el noveno round, otro podría haber sido el desenlace. Roach hizo una pelea valiente, sin complejos, y se convirtió en el rival que más ha complicado a Davis en su carrera.

El futuro de “Tank” y la revancha pendiente

Tras el combate, Shakur Stevenson volvió a levantar la mano para pelear con Davis, pero la pregunta real es: ¿debería Gervonta darle la revancha a Roach antes?. A pesar de que el empate le permitió conservar su invicto, Tank dejó más dudas que certezas. A sus 30 años, ha dicho que 2025 podría ser su último año en el boxeo, pero si quiere cerrar su carrera en la cima, necesita replantearse su enfoque y su preparación.

Los grandes nombres del boxeo suelen recibir segundas oportunidades, pero Davis parece haber agotado su margen de error. Su talento sigue intacto, pero su margen de maniobra se ha reducido drásticamente. Lo que pasó en Brooklyn no fue solo una mala noche, fue una advertencia de que su era de dominio absoluto podría estar llegando a su fin.

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