Si alguien tenía dudas, esta noche se las tragó todas. En la ciudad que lo vio nacer, Jaron “Boots” Ennis ejecutó una exhibición despiadada en su primer combate en la categoría de superwelter: noqueó a Uisma Lima en el primer round, se alzó con el título interino WBA de 154 libras y dejó claro que el viaje apenas comienza. No fue una victoria: fue una paliza con firma.
El guion del enfrentamiento iba a ser un test: Lima llegaba con credenciales fuertes, como poseedor del título IBO en esa misma división , con récord de 14-1 , mientras Ennis hacía un salto con expectativas altas. Pero lo que empezó como una prueba terminó como un aviso.
Tan pronto sonó la campana, Ennis apresuró el ritmo. Lima intentó mantenerse móvil, buscar ángulos, intentar sacar combinaciones. Pero la máquina Ennis ya estaba en marcha. Con velocidad y decisión, conectó una serie potente que derribó a Lima. Fue un golpe de autoridad. Lima, contra pronóstico, se levantó para seguir la guerra, pero su esfuerzo fue insuficiente ante otra oleada demoledora de Ennis. Una segunda caída o inflexión era cuestión de segundos, y el árbitro, con buen criterio, detuvo el combate antes de que Lima sucumbiera a una tercera caída. No tenía sentido.
El KO fulminante en el primer round no solo da un título interino: otorga legitimidad inmediata. Ennis planta bandera en 154 libras con un triunfo categórico. Tras el combate, no perdió oportunidad de proyectar su ambición: “La pelea contra Vergil Ortiz debe ser la siguiente”, declaró con firmeza. También mencionó a Charlo, Fundora, Murtazaliev y Zayas como rivales de alto perfil. No hay cautela: solo un plan de grandeza. Y no está solo: su promotor, Eddie Hearn, lo acompañó con una frase que ya quedará en los titulares: “Es el futuro, el próximo número uno libra por libra”. Un empujón a sus rivales para que acepten sin excusas.
Para entender lo que significa esta exhibición, hay que mirar la hoja de vida de Ennis. Hasta este combate, tenía récord invicto de 34-0 con 30 KOs, un historial que lo ubicaba como una de las figuras más letales del peso welter. Fue campeón IBF y WBA unificado en welter, defendiendo con convicción contra adversarios de nivel. Su estilo combina versatilidad, cambio de guardia, velocidad de manos y pegada potente en ambas manos —una mezcla que lo ha convertido en una amenaza constante.
Con su ascenso a superwelter, muchos esperaban que Ennis tuviera que adaptarse, mermado por el aumento de peso o el cambio de rivales. Pero lo que dio fue un KO meteórico, que silenció cualquier especulación. Lima fue apenas un paso más en su ruta de dominio. Y ahora queda claro: Ennis no subió para sobrevivir, subió para devorar.
La próxima parada lógica es enfrentar al campeón absoluto WBA, Abass Baraou, o alguien que ostente el cetro real en la categoría. Pero Ennis ve más allá: quiere enfrentamientos con grandes nombres, quiere convertirse en una fuerza indiscutible. Y en poco más de un minuto, mandó un mensaje brutal: “Aquí estoy, soy el coco de 154 libras”.
Para quienes siguen KO a la Carrera, esto no fue solo un combate: fue la presentación del nuevo peligro supremo del peso superwelter. Ennis sube con gloria y garra, y el campeonato absoluto ya no se ve como una meta: se vislumbra como etapa conquistable. La sombra de “Boots” se extiende en Filadelfia, y promete ser larga.
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