Panya Pradabsri no alza la voz. Ni en el ring ni fuera de él. No lo necesita. Su boxeo habla por él. Preciso, paciente y disciplinado. El campeón mundial del peso mínimo WBC volverá a subir al cuadrilátero este 1 de agosto, en una pelea con aroma de revancha. Enfrente, Carlos Cañizales, a quien ya venció por decisión dividida en diciembre de 2024. Pero esta vez, el combate será en Caracas, en casa del venezolano. Y el contexto cambia por completo.
Nacido como Petchmanee CP Freshmart, el nombre de guerra con el que se le conoce en Tailandia, Panya Pradabsri vino al mundo en 1991. Su infancia, como la de muchos campeones tailandeses, estuvo marcada por la necesidad. Se formó en el Muay Thai, como tantos. Pero pronto abrazó el boxeo como oficio.
Debutó como profesional en 2014 y fue escalando sin prisa. Con victorias ante rivales locales y duros viajes a Japón y Filipinas, fue construyendo un récord sólido. En 2020, tras el retiro de Wanheng Menayothin, se hizo con el cinturón WBC del peso mínimo al vencer al invicto Wanheng en una de las grandes sorpresas del boxeo tailandés. Desde entonces, ha defendido su corona con éxito en seis ocasiones.
La primera batalla con Cañizales
El pasado 16 de diciembre de 2024, Panya enfrentó a Carlos Cañizales en Chonburi, Tailandia. Fue una guerra tensa, táctica, con alternativas en cada asalto. Panya comenzó mejor, usando su jab y su desplazamiento. Pero Cañizales apretó en la segunda mitad y obligó al campeón a cerrar fuerte.
Tras doce asaltos igualados, los jueces dieron la victoria a Pradabsri por decisión dividida. Un resultado discutido. El equipo de Cañizales pidió la revancha de inmediato. Y el campeón, fiel a su estilo respetuoso, aceptó sin condiciones.
Caracas, el nuevo escenario
Este 1 de agosto, la historia se repetirá… pero con los papeles invertidos. Panya viajará a Venezuela para defender su título lejos de casa, en un ambiente hostil, ante un retador motivado y con el público a favor.
No es común ver a campeones tailandeses defender su título fuera del sudeste asiático. Mucho menos en América Latina. Pero Panya ha elegido el camino difícil, sabiendo que la legitimidad se construye también en territorio enemigo.
Cañizales, ex campeón mundial AMB, tiene experiencia, hambre y potencia. Quiere su revancha. Y ahora la tendrá en su tierra, con su gente. No será una noche fácil para el tailandés.
Panya Pradabsri es un estilista. Mueve bien la cintura. Usa combinaciones cortas y constantes. No es un noqueador, pero su boxeo es de desgaste. Le gusta pelear en línea, marcar el ritmo, hacer que el rival falle y pague.
Carlos Cañizales, en cambio, es más explosivo. Busca ángulos, castiga al cuerpo y no tiene miedo a entrar en intercambios. En Tailandia, le faltó gas en los últimos rounds. En casa, su plan será presionar desde el inicio. El combate se perfila como otra guerra cerrada. Y en este tipo de peleas, cada detalle cuenta: la condición física, la lectura de los jueces, el manejo de la presión.
Una defensa con sabor a reto
Pradabsri no es un boxeador mediático. No tiene redes estruendosas ni frases virales. Pero lleva casi una década ganando. Y este 1 de agosto, tendrá la oportunidad de sellar una victoria clave en su carrera. Una que lo valide más allá de las fronteras de Asia.
Será su prueba más dura. Por el rival. Por el contexto. Por el clima, la altura, el ruido. Pero también puede ser el triunfo que lo consagre definitivamente como campeón mundial de verdad. De esos que pelean donde sea, contra quien sea.
Panya Pradabsri llega en silencio. Y quiere marcharse con el cinturón. Aunque para eso deba callar también al público de Caracas.
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