Hay boxeadores que saben esperar. Y hay otros que no pueden hacerlo. Joseph Parker pertenece al segundo grupo. Su naturaleza no entiende de pausas, ni siquiera cuando el premio está garantizado. El neozelandés, actual campeón interino de la WBO, podría haberse sentado a esperar su oportunidad por el título indiscutido, pero eligió lo contrario: volver a pelear.

“Podía haber esperado, sí”, reconoce. “Pero podía llegar el momento y no tener esa pelea. Solo quería seguir activo. Llevaba meses entrenando en Nueva Zelanda, sin saber cuándo pelearía. Cuando se cerró la fecha, sentí alivio. Por fin tenía un objetivo”.

Ese objetivo tiene nombre y apellido: Fabio Wardley, campeón interino de la WBA. Se enfrentarán este sábado en el O2 Arena de Londres, en una cita organizada por Queensberry Promotions. En juego está más que un cinturón: está la posibilidad de pelear con Oleksandr Usyk, el hombre que reina sobre la división.

Los últimos trece meses de Joseph Parker han sido una exhibición de consistencia y coraje. En poco más de un año derrotó a Deontay Wilder, Zhilei Zhang y Martin Bakole, tres nombres que por sí solos explican su regreso a la élite. Pero él no se detiene a mirar atrás. “Ha sido una buena racha, sí, pero no pienso en eso. Solo pienso en construir. En seguir mejorando”, asegura.

Wardley llega con otro tipo de impulso. Invicto con un registro de 19-0-1 (18 KO), el británico se ha ganado su sitio a base de golpes contundentes. Su último combate lo demuestra: noqueó a Justis Huni en el décimo asalto, cuando perdía claramente en las tarjetas. Una historia de resistencia y poder.

“Fue una buena pelea”, analiza Parker. “Wardley tuvo momentos, pero Huni controlaba. Luego llegó ese derechazo y cambió todo. Eso es lo que hace grande al boxeo: un solo golpe puede alterar el destino”.

Dos caminos opuestos

Lo curioso es que hace solo unos años Wardley veía a Parker por televisión. En 2018, mientras el neozelandés defendía su título mundial ante Anthony Joshua, Wardley aún peleaba en el circuito white-collar, reservado para amateurs sin experiencia profesional. “La vi en un pub con amigos”, recordaba el británico.

A Parker le sorprende esa historia, pero también le inspira. “Es admirable. Empezó sin base amateur, con una pelea de white-collar, y ahora está aquí, peleando por títulos mundiales. Tiene una de las tasas de nocaut más altas del peso pesado. Su camino ha sido impresionante”, valora.

Wardley, entrenado por Ben Davison, comparte algo con Parker: ambos confían en su equipo. Davison, que ha trabajado con Tyson Fury, Anthony Joshua y Moses Itauma, ha refinado el estilo del británico sin cambiar su esencia. Parker, en cambio, encontró un nuevo rumbo con Andy Lee y el nutricionista George Lockhart, una combinación que ha revitalizado su carrera.

Después de su derrota ante Joe Joyce en 2022, Parker decidió cambiarlo todo. Dejó Nueva Zelanda temporalmente, ajustó su alimentación y reestructuró su preparación. “Antes me sobreentrenaba. Llegaba a las peleas cansado. Ahora tengo equilibrio: entreno, descanso y como lo que debo. Todo encaja”, explica.

El cambio se nota en su físico y, sobre todo, en su mentalidad. “Antes lo hacía porque tenía que hacerlo. Ahora peleo porque lo amo. Cuando disfrutas lo que haces, trabajas más duro, te concentras más y no te rindes”, reflexiona.

La clave, asegura, ha estado en Lockhart, el mismo especialista que ha trabajado con peleadores de UFC y figuras del boxeo mundial. “Antes comía sin estructura. Ahora ni pregunto. Solo digo: ‘Dadme lo que necesito comer’. Confío completamente en ellos”, afirma.

En busca de Usyk

El objetivo, sin embargo, no cambia. Parker quiere pelear con Oleksandr Usyk. Ya lo ha dicho en sus vídeos, en sus declaraciones, en cada entrevista. Pero hasta que llegue el momento, su misión es mantenerse activo. “Le dije a Frank Warren que quería pelear con quien estuviera disponible. No podía seguir esperando. Necesitaba una pelea”, recuerda.

Sus últimos rivales acumulan un récord conjunto de 113 victorias y solo 5 derrotas, una muestra del nivel al que está compitiendo. Y pese a su experiencia, Parker asegura que aún no ha mostrado su techo. “Llevo cinco meses construyendo algo. Siento que estoy en el mejor punto de mi carrera. Y lo mejor aún está por venir”.

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