Mike Tyson nunca dejó de sorprender. Cuando enfrentó a Roy Jones Jr. en 2020, el público se emocionó al verlo en forma después de años de altibajos. Pero cuatro años más tarde, en la pelea contra Jake Paul, la impresión fue mucho mayor. El hombre que había dominado los 90 se presentó con un físico casi rejuvenecido, producto de meses de trabajo y de un tratamiento médico que él mismo reconoció: la Terapia de Reemplazo de Testosterona (TRT).

La testosterona es la hormona que impulsa el desarrollo muscular y la fuerza en los hombres. Con el paso del tiempo, sus niveles descienden. La TRT consiste en aportar esa hormona desde fuera, lo que permite recuperar masa, reducir grasa y mejorar la energía. En Estados Unidos se ha popularizado entre quienes buscan frenar los efectos de la edad. Tyson lo utilizó como parte de su preparación para un campamento durísimo a los 58 años.

El cambio respecto a 2020 fue evidente. Frente a Jones mostró un físico correcto, pero todavía limitado. Contra Paul apareció con 105,6 kilos de pura potencia, prácticamente igual que en sus días de campeón. Las fotos del pesaje recorrieron el mundo: un Tyson musculado, definido y con una presencia impactante.

Esa imagen tuvo detrás una preparación obsesiva. Entrenamientos dobles casi a diario, meses sin descanso y una motivación renovada. La TRT le ayudó a activar el cuerpo, pero la pelea dejó claro que la edad impone límites. Tyson lució explosivo en los primeros compases, pero su energía se agotó rápido. La gasolina no alcanzó para sostener el esfuerzo contra un oponente mucho más joven.

De cara al futuro, el nombre de Floyd Mayweather aparece en el horizonte. Un choque de estilos, de épocas y de filosofías. Tyson, con su potencia de peso pesado, frente a un Mayweather que hizo historia en el welter con reflejos intactos incluso retirado. En ese escenario, la gran pregunta es si Tyson podrá llegar con la misma imponente figura y, sobre todo, si logrará mantener el ritmo de combate.

La TRT le dio la apariencia de un guerrero de 30 años menos. Pero el boxeo no se gana solo con músculo. Contra Mayweather, Tyson necesitará algo más que presencia: deberá encontrar la manera de resistir los asaltos, de administrar la energía y de combinar la fuerza con inteligencia.

El legado de Tyson ya está escrito, pero cada regreso añade un capítulo inesperado. Con la ayuda de la medicina y su disciplina, desafía el tiempo. El duelo con Mayweather será la prueba final de si esa batalla contra la edad aún puede prolongarse un poco más.

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