Dana White vuelve a mirar al boxeo con una idea clara: sacudir las bases del deporte. El presidente de UFC confirmó un acuerdo multianual con Paramount+ y CBS para emitir doce eventos a partir de enero de 2026 (en Estados Unidos, Canadá y Latinoamérica), con la opción de que las carteleras más importantes lleguen también a la televisión abierta de CBS. En una entrevista con CBS Sports, White dejó claro que no piensa frenar su proyecto, ni siquiera ante las actuales regulaciones federales.
“La Ley Ali tuvo buenas intenciones, pero frena al boxeo”, afirmó, en referencia a la norma que impide a los promotores crear sus propios campeonatos y clasificaciones. Zuffa Boxing, su nueva compañía, pretende organizar títulos y rankings propios, algo que hoy choca con la legislación. White se muestra confiado en que su amistad con el expresidente Donald Trump y la mayoría republicana en el Congreso le ayuden a impulsar cambios. “No estoy aquí para salvar el boxeo ni para ser su peor enemigo. Tengo un plan y ya hemos empezado a construir un equipo”. White confirmó que no derogarán la ley, harán una ampliación y cada boxeador podrá elegir su futuro.
El proyecto, respaldado con 10 millones de dólares anuales de la firma saudí Sela y de Turki Alalshikh, se concibe “desde cero”. White quiere repetir la fórmula que llevó a UFC al éxito: combates bien emparejados, visibilidad para los nuevos talentos y conexión directa con el público. Comparó su propuesta con el histórico Tuesday Night Fights de los noventa, semillero de grandes campeones, y adelantó que planea programas de desarrollo similares a The Ultimate Fighter para presentar a las futuras estrellas.
Zuffa Boxing ya evalúa unos 450 boxeadores, incluidos mujeres, para conformar su primer plantel y no descarta modificar el reglamento e incluso el diseño del ring. White asegura que su objetivo es “convertir la noche elegida en televisión de cita obligada” y que Estados Unidos será el epicentro de su actividad: “No puedes tener un negocio de boxeo exitoso sin EE. UU. Ese será mi objetivo”.
Aunque el capital saudí es clave, White insiste en que trabajará de forma independiente. “Vivo en mi propia burbuja. Los demás piensan en pequeño. Yo pienso en grande”, señaló, dejando claro que no buscará alianzas con promotoras tradicionales como Top Rank, Golden Boy o Premier Boxing Champions, en un momento en el que el boxeo televisado en EE. UU. atraviesa dificultades para mantener contratos estables.
Mientras construye su marca, White ya mantiene vínculos con boxeadores emergentes como el invicto irlandés Callum Walsh, y cuenta con el veterano promotor Tom Loeffler para nutrir la cantera. También elogia la labor de Turki Alalshikh, impulsor de grandes carteleras en Arabia Saudí, como la del 22 de noviembre, que reunirá a David Benavidez, el campeón supermosca Jesse “Bam” Rodríguez, un duelo wélter entre Brian Norman Jr. y Devin Haney, y una pelea por el título ligero entre Abdullah Mason y Sam Noakes.
A sus 56 años, Dana White afronta el desafío de liderar UFC y a la vez un nuevo imperio boxístico. “Me gusta hacer cosas que nunca se han hecho y que la gente dice que no se pueden hacer”, afirmó. Si su plan se concreta, Zuffa Boxing podría abrir una nueva etapa para el boxeo, combinando televisión en abierto, streaming y un enfoque agresivo que busca devolver al público estadounidense la sensación de que cada velada es un acontecimiento imprescindible.
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