Débora Évora ya es una de las grandes figuras del kickboxing europeo. La luchadora lusa, que entrena y reside en Ponferrada, conquistó el pasado sábado 7 de junio el título mundial ISKA de K-1 en la categoría de -57 kg, al vencer por nocaut técnico en el tercer asalto a la italiana Martine Michieletto, en una espectacular velada celebrada en Courmayeur, en el norte de Italia.
El combate, programado dentro del evento Oktagon: Valle d’Aosta, se presentaba como una oportunidad inesperada para Évora, quien entró como reemplazo de última hora tras la baja de la francesa Sarah Moussadak. Pese a la premura, la portuguesa mostró desde el inicio una actitud decidida, planteando una estrategia agresiva y con clara iniciativa en el centro del ring.
Desde el primer asalto, Évora impuso su ritmo, cortando bien el paso lateral de Michieletto y conectando combinaciones al rostro y al cuerpo. La italiana, arropada por el público local, intentó responder con su habitual movilidad, pero la presión constante de la portuguesa acabó por desbordarla.
La resolución llegó en el tercer round, cuando Évora encontró el hueco perfecto para impactar un golpe al hígado, que dejó sin respuesta a Michieletto. La árbitra inició la cuenta reglamentaria, pero la italiana no logró reincorporarse antes del límite. Victoria por nocaut técnico y estallido de júbilo para Débora, que alzó el cinturón de campeona del mundo tras una actuación impecable.
Con esta conquista, Évora suma su segundo título mundial profesional, tras haber ganado el cinturón de la WAKO-Pro en -57 kg en 2024. A sus 27 años, y con un récord que ya supera la veintena de combates, consolida su lugar como una de las peleadoras más completas y peligrosas del circuito femenino europeo.
En declaraciones posteriores, visiblemente emocionada, agradeció el apoyo de su equipo y dedicó la victoria a quienes la han acompañado desde sus inicios: “Entré con poco tiempo de preparación, pero confiábamos en lo que llevamos años construyendo. Este cinturón es de todos los que han creído en mí”.
El impacto del triunfo también se sintió en su lugar de residencia, Ponferrada, donde su historia de esfuerzo y superación ha calado hondo entre los aficionados. No es habitual que una campeona mundial de kickboxing entrene en el Bierzo, y eso convierte su figura en una referencia local para el deporte femenino.
El futuro de Débora Évora apunta ahora a consolidarse en las grandes ligas. Tras su paso por GLORY, donde ya ha competido en carteleras internacionales, y con títulos ISKA y WAKO en su haber, no se descarta que en los próximos meses sea protagonista de combates titulares a nivel global, posiblemente en Asia o en eventos de gran formato en Europa.
Su estilo agresivo, su capacidad de adaptación y su madurez competitiva la han llevado hasta lo más alto, y todo indica que esto es solo el comienzo. Con la victoria del 7 de junio, Débora Évora no solo ganó un cinturón: se ganó el respeto definitivo de toda la comunidad del kickboxing internacional.
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