Conor McGregor quiere que su retorno al octágono tenga un escenario sin precedentes: la Casa Blanca. El irlandés, ausente de la UFC desde julio de 2021, ha expresado su deseo de encabezar la velada que la compañía planea para junio de 2026 en los jardines presidenciales de Washington. Dana White, presidente de la organización, confirmó en el pódcast Impaulsive que mantiene conversaciones constantes con él y que “está entrenando, de vuelta en el pool de pruebas, y decidido a que ocurra”.

El nombre que más suena para acompañarlo en esa cita es Michael Chandler. El estadounidense fue su rival designado tras su etapa conjunta en The Ultimate Fighter, pero lesiones y retrasos cancelaron la pelea programada para 2024. Chandler nunca dejó de creer: “Creo que estamos más cerca que nunca. En mi corazón, creo que pelearé con Conor McGregor en la Casa Blanca y tiene mucho sentido”.

El exretador al título de peso ligero insiste en que hay “asuntos pendientes” entre ambos. “Seríamos los únicos entrenadores del reality que, estando en el mismo peso, no han llegado a enfrentarse. Conor lo sabe y yo también”, subrayó. A su juicio, su fiabilidad es clave para una cita de tal magnitud: “Nunca me he retirado de una pelea ni he fallado el peso. Para un evento así se necesita certeza, y yo la doy”.

McGregor, que marcó una época en la UFC con títulos en dos divisiones y récords de ventas de pago por visión, no pelea desde que sufrió una fractura de pierna ante Dustin Poirier. Un nuevo intento de regreso, en 2024 frente al propio Chandler, se frustró por una lesión en un dedo del pie. “Incluso yo dudé de su vuelta”, admite Chandler. “Pero dejó a un lado su candidatura a la presidencia de Irlanda y eso le permite centrarse en entrenar. Personas de su entorno me dicen lo mismo: que ahora va en serio”.

Dana White, aunque entusiasmado, se muestra prudente. Planea iniciar el matchmaking de la cartelera en febrero de 2026, pero reconoce que el compromiso de McGregor parece real. “Está totalmente enfocado. Habla conmigo a diario. Quiere esta pelea”, dijo el dirigente.

Chandler, mientras tanto, ha mantenido su ritmo. En apenas cinco meses afrontó combates ante Charles Oliveira y Paddy Pimblett, incluso con lesiones en la pierna y el menisco. “Necesitaba ese fuego. Esto es hundirse o nadar. Pero ahora mi meta es clara: estar en ese evento, sea contra quien sea. Si es Conor, perfecto. Tenemos cuentas pendientes”, explicó.

El histórico plan de UFC para la Casa Blanca ya ha desatado expectación mundial. Sería la primera vez que el octágono se instale en la residencia presidencial de Estados Unidos. McGregor, que ha convertido cada regreso en un fenómeno global, es consciente de que un escenario así elevaría su leyenda. Y Chandler, con su estilo agresivo y su historial de compromiso, se presenta como el socio perfecto para un espectáculo que podría marcar una era en las artes marciales mixtas.

“Si Conor vuelve, debe ser contra mí”, concluyó Chandler. “Si decide retirarse, será su elección, pero si pelea otra vez, tiene que ser en la Casa Blanca y conmigo al otro lado del octágono”.

Con las piezas sobre la mesa y un año por delante, la UFC se prepara para lo que podría ser la noche más histórica de su existencia, con Conor McGregor en el foco y Michael Chandler listo para compartir la gloria.

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