El rugido del O2 Arena aún resuena en la memoria de los aficionados británicos. Tom Aspinall levantó allí el cinturón interino de los pesos pesados en 2023, y un año después, tras la retirada de Jon Jones, su nombre figura como campeón indiscutido. Hoy, el gigante de Wigan encara un futuro que parece abrirse en varias direcciones.

El 25 de octubre defenderá el título ante Ciryl Gane en Abu Dhabi. Será en UFC 321, un escenario de lujo que promete medir la madurez del campeón. Aspinall llega con solo una derrota en nueve peleas, marcada por la mala suerte: una lesión de rodilla a los 15 segundos frente a Curtis Blaydes. El tiempo puso las cosas en su lugar cuando, en la revancha, despachó al estadounidense en un minuto.

Pero más allá de la jaula, hay otra conversación que empieza a tomar forma. Andy Aspinall, padre y entrenador, se atreve a decir en voz alta lo que muchos piensan en silencio: el boxeo paga mejor. “Si no le importa el dinero, perfecto. Pero si lo que quiere es asegurar el futuro, me encantaría que tuviese una pelea de boxeo muy bien pagada”, confesó en el canal de YouTube de su hijo.

La reflexión de Andy nace de la comparación. Mientras futbolistas y jugadores de la NFL ganan fortunas, su hijo, campeón de UFC y uno de los mejores en lo suyo, percibe “una fracción mínima”. Y lo hace en un deporte tan brutal como fascinante, donde la gloria se paga con años de castigo al cuerpo.

Aspinall, a sus 32 años, aún tiene margen en una categoría en la que la longevidad es superior a la de otras divisiones. Sin embargo, su padre no piensa en carreras eternas. Piensa en la retirada sana, en los tres nietos que esperan a Tom en casa y en la posibilidad de que el dinero ganado permita una vida tranquila lejos de los golpes.

“Cuando tenga suficiente para dejarlo, le diré que lo deje”, repite Andy. Lo dice con la serenidad de quien ha visto a su hijo crecer en un gimnasio de Manchester y convertirse en referente mundial. Para él, el cinturón no cambia nada. “Es su trabajo. Si fuese techador, querría que fuese el mejor. Si cavase carreteras, igual. No lo veo distinto”.

El futuro de Tom Aspinall, por tanto, no solo se mide en defensas exitosas. También en la capacidad de tomar decisiones a tiempo. Abu Dhabi marcará la primera prueba como campeón indiscutido, pero en la sombra late otra posibilidad: que el hombre llamado a dominar el peso pesado de UFC termine cruzando las cuerdas de un ring de boxeo.

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