Joel Álvarez llega a Río de Janeiro (alrededor de las 02:00 horas, Eurosport 2) con la mirada limpia y el alma encendida. Su combate ante Vicente Luque no es solo un debut en el peso wélter: es una reinvención. Un paso adelante en su carrera, pero también una apuesta por su bienestar y su madurez deportiva. “Estoy mucho más cómodo. Son siete kilos menos de corte y eso cambia todo. Puedo aceptar peleas en corto plazo y rendir al cien por cien”, contó el asturiano en KO a la Carrera.
El español, de 22-3, no se sube al octágono desde su brillante victoria por nocaut ante Drakkar Klose en diciembre de 2024. Una lesión en la mano le impidió despedirse como quería de las 155 libras, pero el destino le ha regalado una oportunidad mejor: enfrentarse a un ídolo en su propia casa. “Cuando anunciaron la cartelera de Río lo hablé con mi equipo. Me encantaba la idea de pelear allí contra Luque, Ponzinibbio o Dos Anjos. Cuando se lesionó Ponzinibbio y me ofrecieron a Luque, lo tuve claro. Es uno de mis referentes”, reconoce.
Enfrente tendrá a Vicente Luque, un guerrero que ha pasado por todo. El brasileño vivió un susto serio en 2022, cuando un derrame cerebral puso su carrera en pausa. Regresó un año después, curado y transformado. “Fue un milagro. Dios me dio otra oportunidad. Antes no valoraba cada entrenamiento, cada pelea. Ahora disfruto y quiero dar lo mejor de mí”, confesó.
Luque se presenta con una mala racha
Luque llega con cuatro derrotas en sus últimos seis combates y con el deseo de reencontrarse con su gente. “Peleo en Brasil después de siete años. Es un honor. Quiero representar nuestras raíces y ofrecer un gran combate”, dijo.
El duelo, sin embargo, tiene como eje al español. Su físico —1,91 metros de altura y 77 pulgadas de alcance— puede marcar diferencias en la distancia. Su estilo es agresivo, técnico y paciente a la vez. Y su mentalidad, la de un hombre que no teme el ruido. “Me gusta pelear fuera, contra el luchador de casa. Esa presión te hace mejor”, asegura.
El propio Joel anticipa un combate sin tregua. “Va a ser una guerra absoluta. A ninguno de los dos nos gusta retroceder. Creo que el público lo va a disfrutar muchísimo”. La frase define bien lo que espera en el Farmasi Arena: un choque de dos finalizadores puros, ambos con más de una docena de victorias antes del límite.
Álvarez estrena una categoría repleta de asesinos, pero lo hace con confianza. “Esta pelea puede abrir muchas puertas. Estoy listo para lo que venga”, afirma. Si logra imponerse a un nombre como Luque, su llegada al ranking será inmediata y el peso wélter tendrá un nuevo protagonista español.
En Río, Vicente Luque buscará reencontrarse con la fe que lo trajo de vuelta. Joel Álvarez, en cambio, quiere encender una nueva llama. Un combate entre dos hombres en tránsito: uno hacia la paz, el otro hacia el vértigo. Y en el centro, el fuego.
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