Dana White no se fía. Lo dejó claro tras UFC 319, cuando le preguntaron por la posibilidad de ver a Jon Jones en el evento histórico que UFC y Donald Trump preparan en la Casa Blanca para el 4 de julio de 2026. La frase fue lapidaria: “Las opciones son de mil millones a una”.

Poco le importó al excampeón. Jon Jones, recién retirado y con el cinturón pesado vacante, decidió levantar la voz. Quiere regresar. Su objetivo es estar en la velada del 250 aniversario de la independencia de Estados Unidos. Su mensaje fue directo: sigue entrenando, mantiene la ilusión y espera convencer a UFC.

En un texto publicado en X, Jones explicó su visión. “Al final del día, Dana es el jefe y depende de él. Pero sé que estaba emocionado por el evento y la puerta no está cerrada del todo. Eso es suficiente para inspirarme”, escribió.

El luchador de 38 años reconoció que en la vida no siempre se alcanzan todos los objetivos, pero aseguró que nunca ha dejado de apostar por lo imposible. “Un uno entre mil millones es lo que hizo falta para que existiera Jon ‘Bones’ Jones en primer lugar”, sentenció.

Las palabras reflejan su fe en que el retorno puede concretarse. Sin embargo, el contexto no le ayuda. Sus últimos años en UFC estuvieron marcados por lesiones, inactividad y la gran incógnita de una pelea de unificación con Tom Aspinall que jamás llegó a celebrarse.

Dana White, firme en su postura

El CEO de UFC no se mueve de su idea. Para él, un evento en la Casa Blanca, con el presidente Donald Trump de nuevo en primera fila, no puede depender de un luchador impredecible. Jones ha sido protagonista de noches históricas, pero también de polémicas y problemas fuera de la jaula.

White necesita certezas. El espectáculo del 4 de julio apunta a ser el más grande en la historia de la compañía. Una fecha simbólica, en un escenario único, que busca consolidar a UFC como parte de la cultura estadounidense. Y para eso, la apuesta debe ser segura.

Un pulso abierto

Mientras tanto, Jon Jones no se rinde. Sigue entrenando, mantiene viva la ambición y no descarta convencer a la compañía. Su figura, para bien o para mal, siempre genera atención. Y en el camino hacia la Casa Blanca, no parece dispuesto a abandonar la pelea.

La historia sigue abierta. White pone distancia. Jones insiste. Y el mundo del MMA observa con expectación si el sueño de volver en la Casa Blanca se convierte en realidad o queda enterrado como una ilusión más de uno de los luchadores más enigmáticos de todos los tiempos.

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