Jon Jones apareció bajo los focos del entretenimiento en los MTV Video Music Awards de Nueva York. No subió al escenario para pelear, sino para ser visto en uno de los eventos más mediáticos de la cultura pop. Pero aprovechó la ocasión para lanzar un mensaje: su carrera no ha terminado.
“No estoy retirado. Estoy entrenando cinco días a la semana y sigo en el programa de control antidopaje de la UFC”, dijo en declaraciones recogidas en un breve clip. Tres meses atrás, la historia parecía diferente. En junio, tras el anuncio de Dana White, el propio Jones confirmaba que colgaba los guantes.
El giro se produjo poco después. El excampeón de los pesos semipesados y de los pesados supo que Donald Trump, presidente de UFC, quiere celebrar el Día de la Independencia de 2026 con un evento histórico en la Casa Blanca. Desde entonces, Jones se ha aferrado a la idea de ser parte de esa cartelera especial.
Los números avalan que su regreso es una posibilidad real. Según el registro antidopaje de UFC, el estadounidense de 38 años ya ha sido controlado en tres ocasiones este año. Incluso después de anunciar su retiro, se mantuvo dentro del programa de pruebas, lo que facilita un hipotético retorno.
Sin embargo, la última palabra no está en sus manos. White ha puesto en duda que Jones pueda participar en UFC White House. “Es una posibilidad de mil millones a una”, dijo sobre su inclusión en el evento. La desconfianza nace de un pasado complicado, con suspensiones por dopaje y múltiples episodios fuera del octágono que marcaron su trayectoria.
Jones, por su parte, insiste en que hará lo posible por estar listo: “No lo sé realmente. Está fuera de mi control en este momento. Estoy entrenando para el evento, estaré listo para el evento, esa es mi meta, esa es mi intención, pero en última instancia depende del jefe”.
La escena deja entrever un escenario particular. Jones, considerado por muchos como el talento más grande que ha pisado un octágono, busca una última oportunidad en un marco simbólico: la Casa Blanca, frente a los ojos del mundo. El contraste con su historial problemático es evidente, pero no resta atractivo a la idea.
El futuro del excampeón sigue en el aire. El retiro anunciado en junio ya no es tal. Jones entrena, Jones espera y Jones sueña con una última pelea en el escenario más inesperado posible. El tiempo dirá si la llamada llega o si su regreso se queda solo en una intención repetida ante las cámaras de Nueva York.
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