Tiene solo 23 años, pero pelea como si no conociera el miedo. Joshua Van, nacido en Hakha (Myanmar), es uno de los jóvenes con más proyección en la UFC. Este sábado enfrentará a Brandon Royval en UFC 317 en un combate que no estaba en sus planes. Viene de pelear —y ganar— en UFC 316, pero cuando le ofrecieron el reto, no dudó. “The Fearless” Van no dice que no. Nunca lo ha hecho.

De Myanmar a Houston: la pelea más larga

Joshua Van nació en Myanmar y creció entre dificultades. Emigró a Estados Unidos buscando un futuro mejor, dejando atrás su tierra natal y parte de su infancia. Habla Hakha Chin, inglés y también el idioma de los que no se rinden.

Empezó a entrenar con 19 años, tarde para los estándares del deporte, pero con una convicción imparable. “Quería competir. No podía evitarlo. Necesitaba esto”, ha contado en entrevistas. Su primer trabajo fue en un restaurante. Hoy entrena en 4oz Fight Club, en Houston, bajo las órdenes de Daniel Pineda y un equipo que ha pulido su talento con paciencia.

En solo cuatro años como profesional ha construido un récord de 14-2, con siete victorias por nocaut y dos por sumisión. Su estilo es agresivo, pero controlado. Usa el movimiento, la potencia y una confianza que le brota hasta por los poros. “Mi peleador favorito soy yo mismo. Me amo”, ha dicho con una sonrisa desbordante.

Una racha que impresiona

Desde su debut en el UFC en junio de 2023, Van ha ido ganando terreno con cada combate. Ha ganado siete de sus ocho peleas en la promotora. Solo ha perdido ante Charles Johnson, por KO, pero volvió más fuerte.

En UFC 316, hace apenas unas semanas, detuvo a Bruno Silva en el tercer asalto, confirmando su lugar entre los nombres a seguir en el peso mosca. Era su cuarta victoria consecutiva. Cuando aún no había terminado de curar los golpes, le ofrecieron a Royval. Y aceptó.

Royval, un reto sin aviso

El combate de este sábado en UFC 317 ante Brandon Royval no estaba en su calendario. Pero Van vive en modo combate. “Nada cambia. Esto es negocio como siempre”, dijo sobre su preparación. La oportunidad no se planifica. Se toma.

Royval es un rival más experimentado, excontendiente al título. Pero Van tiene lo que pocos pueden ofrecer: juventud, hambre y ritmo. “Estoy aquí para pelear con cualquiera. El nombre no importa. El momento tampoco”.

Es el octavo luchador más joven de la UFC. Y aun así, parece veterano. Controla el octágono, golpea con decisión y defiende con inteligencia. No tiene miedo de caer, porque ya ha aprendido a levantarse.

Sin descanso, con ambición

Van ha ganado 12 de sus últimos 13 combates. No ha dejado de evolucionar y no quiere frenar ahora. No tiene títulos en el UFC, pero ya fue campeón del peso mosca en Fury FC. Tampoco presume de grados: solo es cinturón azul en BJJ, pero su lucha está en su instinto, no en los diplomas.

No fue a la universidad. No viene de gimnasios famosos. Su historia es de esfuerzo, de golpes ganados con sudor y noches sin dormir. Y eso lo convierte en uno de los más peligrosos. Porque no tiene nada que perder. Y sí mucho por ganar.

La hora de demostrar

Este sábado, Joshua Van no tendrá el foco principal. No será el favorito. Pero él ya sabe lo que significa venir desde abajo. Ya lo hizo cuando dejó Myanmar. Ya lo hizo cuando se subió al octágono sin apenas preparación y ganó. Y lo volverá a hacer ahora.

Royval tiene más nombre. Van tiene más hambre. En UFC 317, el peso mosca tiene una cita con el futuro. Se llama Joshua. Y no conoce otra forma de vivir que no sea peleando.

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