La UFC cerró un acuerdo histórico de retransmisión que redefine su futuro mediático. Tras meses de negociaciones y una puja que parecía tener a Netflix como gran favorito, Paramount se quedó con los derechos por 7.700 millones de dólares y siete años, duplicando las cifras que ESPN pagaba hasta ahora. La noticia supone un giro inesperado en la estrategia de TKO Group Holdings, compañía matriz tanto de la UFC como de WWE.

Durante las conversaciones iniciales, la idea de que Netflix se convirtiera en socio principal de la UFC parecía lógica. La plataforma de streaming ya firmó un contrato de 10 años y 5.000 millones para emitir Monday Night Raw de WWE, y el vínculo bajo TKO reforzaba esa expectativa. Sin embargo, la propuesta de Netflix tenía límites claros: solo querían eventos puntuales de gran impacto, como un pago por visión al mes, que ofrecerían a sus suscriptores sin coste adicional. No estaban dispuestos a emitir las 30 veladas de Fight Night que forman parte del paquete anual de la UFC.

Mark Shapiro, presidente y COO de TKO, explicó en el pódcast The Varsity que aunque hubo “mucho interés”, no todos los candidatos “estaban dispuestos a escribir un cheque de ese tamaño”. Netflix mantuvo su postura de buscar solo grandes espectáculos, en línea con su estrategia de apostar por eventos únicos como el reciente Jake Paul vs. Mike Tyson o los partidos de la NFL en Navidad. Incluso el enorme alcance de sus más de 300 millones de suscriptores globales no bastó para convencer a la UFC de fragmentar sus derechos entre varias plataformas.

La situación cambió cuando Paramount/CBS entró en escena. La compañía no solo aceptó el volumen total de eventos —incluidos los grandes PPV—, sino que se comprometió a emitirlos en Paramount+ sin coste extra para sus usuarios, además de ofrecer una promoción cruzada en todos sus canales, incluido CBS. Esta visión, unida al impulso tecnológico y de publicidad que promete la empresa, resultó decisiva. “Cuando CBS/Paramount llamó a la puerta diciendo que querían todo el paquete, la decisión fue clara”, reconoció Shapiro.

El acuerdo contrasta con la relación de Netflix con WWE. La plataforma sí apostó por el programa semanal Monday Night Raw, con 52 emisiones al año, algo que paradójicamente jugó en contra de la UFC. “Creo que sintieron que ya tenían suficiente volumen con WWE”, señaló Shapiro. Además, los ejecutivos de Netflix han insistido en centrarse en “grandes espectáculos” más que en programación regular, algo que encajaba mal con el calendario mensual de la UFC.

Con este movimiento, Paramount se convierte en el nuevo hogar global de la UFC, unificando la emisión de todos sus eventos y reforzando su plataforma de streaming. Para la compañía, es una oportunidad de crecimiento y de posicionarse en el mercado del deporte en directo, mientras que la UFC asegura una visibilidad masiva y un respaldo económico récord. Un cambio de escenario que, a partir de ahora, marcará una nueva era en la forma de consumir las veladas más importantes de las artes marciales mixtas.

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