Ilia Topuria no solo reina en el peso ligero, también domina la conversación del deporte. Su impacto desde que noqueó a Charles Oliveira en UFC 317 ha sido tan grande que incluso Islam Makhachev, el hombre al que sucedió en el trono, ha hablado de él con respeto… y con ambición.
Desde su nuevo desafío en el peso wélter, el ruso ha abierto la puerta a un enfrentamiento con Topuria, una pelea que ya muchos consideran inevitable. “Para la comunidad del MMA sería una gran pelea”, dijo a ESPN. “Si la UFC quiere hacer un evento en la Casa Blanca, no hay combate más grande que ese”.
Makhachev dejó el título vacante al subir de división, pero no renuncia a volver si la historia lo requiere. En su mente, el duelo con Topuria representa el choque perfecto entre estilos: la presión, lucha y precisión táctica del ruso frente a la agresividad, la pegada y el carisma del campeón hispanogeorgiano.
“Él quiere pelear en la Casa Blanca, y yo también”, repitió. “Sería algo enorme. Si la UFC quiere hacerlo, podemos hacerlo”.
El contexto político y simbólico de una pelea en la residencia presidencial estadounidense no es casualidad. Dana White lleva tiempo buscando un gran evento institucional que acerque la UFC a nuevos públicos. Y un Topuria vs. Makhachev tendría el magnetismo global que ninguna otra pelea podría ofrecer.
La división, en pausa
Mientras tanto, Topuria sigue a la espera de su primera defensa. Makhachev, pese a su salto de categoría, fue claro al analizar las opciones del campeón: “Arman Tsarukyan tiene que ser el siguiente. Es el número uno del ranking. Quizá Gaethje, pero no Paddy Pimblett”.
El comentario volvió a poner en su sitio al británico, que había retado a Topuria dentro del octágono tras su coronación. “¿A quién ha vencido Paddy?”, preguntó el ruso. “Tony Ferguson, y nadie más. Nadie lo ha puesto a prueba. No es un desafío real para Ilia”.
Nada de eso altera la realidad: Topuria es el hombre al que todos miran. Con su mezcla de carisma y contundencia, ha conseguido lo que pocos logran: convertirse en una figura de alcance mundial sin abandonar su estilo directo. Su reinado no solo redefine la división, también inspira una nueva generación de luchadores europeos y latinos.
Para Makhachev, esa influencia es precisamente lo que haría especial su encuentro. “Sería una gran pelea para los fans”, aseguró. “Dos campeones, dos generaciones. Si él sigue ganando y yo también, el momento llegará”.
En el fondo, Topuria vs. Makhachev trasciende los títulos. Representa la conexión entre pasado y presente: la serenidad metódica del ruso frente a la energía arrolladora del hispanogeorgiano. Es la historia de dos hombres que entienden la excelencia desde perspectivas opuestas.
Makhachev tiene por delante su combate con Jack Della Maddalena el 15 de noviembre en UFC 322, pero incluso en plena preparación ya piensa en ese posible cruce. Topuria, por su parte, aguarda su siguiente cita como campeón, sabiendo que su nombre empieza a sonar entre los gigantes.
En una época donde la UFC busca grandes relatos, el duelo entre ambos podría ser el más potente de todos. En la Casa Blanca, en 2026, o en cualquier lugar del mundo, Topuria vs. Makhachev sería algo más que una pelea. Sería el choque entre la vieja disciplina y la nueva ambición; entre quien dominó y quien vino a cambiarlo todo.
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