El peso medio de la UFC atraviesa una etapa de grandes movimientos tras la consagración de Khamzat Chimaev en UFC 319. El emiratí se proclamó campeón con una victoria incontestable ante Dricus du Plessis y, además de ceñirse el cinturón, ascendió hasta el puesto número 4 del ranking libra por libra. Una posición que lo confirma como uno de los nombres más dominantes del momento.

La primera incógnita que surgió tras su triunfo fue quién sería el siguiente en la fila. Reinier de Ridder, que venía de derrotar a Robert Whittaker en Abu Dhabi, se postuló públicamente y llegó a pedir pelear con Chimaev en UFC 321, previsto para el 26 de octubre en la misma ciudad. Sin embargo, la UFC ha tomado un camino diferente.

Este martes la compañía confirmó que De Ridder peleará el 18 de octubre en UFC Vancouver frente a Anthony Hernández. El choque entre ambos servirá como eliminatoria virtual: el ganador se perfilará como principal aspirante al cinturón de Chimaev, aunque no de forma inmediata.

Dos rachas en alza

El neerlandés De Ridder atraviesa un gran momento. Con récord de 4-0 en UFC, suma ya cinco victorias consecutivas si se cuentan sus últimas apariciones en otras ligas antes de dar el salto. Su triunfo sobre Whittaker lo consolidó como uno de los hombres fuertes de la categoría, gracias a su grappling dominante y a su versatilidad en el suelo.

Anthony Hernández, por su parte, llega con una racha aún más sólida. El estadounidense encadena ocho victorias seguidas, cuatro de ellas en UFC, donde ha dejado claro que su estilo agresivo y su resistencia física lo convierten en un rival muy incómodo. Su éxito más reciente fue ante Roman Kopylov, en una actuación que confirmó su crecimiento como contendiente.

El eco de Chimaev

Aunque ninguno de los dos peleará contra Chimaev en Abu Dhabi, el fantasma del campeón estará presente en Vancouver. La UFC busca definir el mapa de aspirantes y tanto De Ridder como Hernández saben que una victoria contundente podría colocarlos en la antesala de una pelea titular.

El contexto añade todavía más interés. De Ridder ya entrenó con Chimaev hace algunos años en Suecia y ha señalado que conoce bien su estilo. Además, trabaja actualmente en Kill Cliff FC, donde comparte gimnasio con Gilbert Burns y Kamaru Usman, dos de los rivales que más problemas dieron al actual campeón. Hernández, en cambio, representa la sangre nueva: un peleador en ascenso que ha construido paso a paso un camino hacia la élite.

Una cita decisiva en Vancouver

El 18 de octubre el Rogers Arena será testigo de un duelo que podría marcar el futuro inmediato del peso medio. No será la pelea por el título, pero sí un enfrentamiento que determinará el próximo gran desafío para Chimaev. La UFC, con este movimiento, evita apresurar la primera defensa del campeón y al mismo tiempo mantiene viva la emoción en la división.

Lo que está claro es que, tras UFC 319, el panorama cambió por completo. Chimaev reina con autoridad, pero tanto De Ridder como Hernández llegan con la motivación de cortar su camino. En Vancouver se escribirá el siguiente capítulo de esa historia.

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