Khalil Rountree firmó una actuación impecable en el combate estelar del UFC Bakú al derrotar por decisión unánime (49-46, 50-45 y 50-45) a Jamahal Hill. Fue una clase magistral de estrategia, disciplina y eficacia por parte del estadounidense, que controló la pelea desde el inicio y dejó al ex campeón en una posición muy delicada en la división.

Desde el primer asalto, Rountree dejó clara su intención: atacar sin descanso la pierna adelantada de Hill. Y no tardó en ver resultados. Sus patadas fueron devastadoras, hundiendo progresivamente la pierna derecha del rival y condicionando todo su desempeño. Hill, incómodo, se vio forzado a cambiar de guardia y limitar su movilidad, lo que lo convirtió en un blanco cada vez más fácil para la ofensiva de Khalil.

En el segundo round, la ejecución del plan de combate era perfecta. Rountree mantenía la presión, sin precipitarse, y neutralizaba por completo las armas ofensivas de Hill, que solo podía confiar en una mano aislada como única vía de escape. Pero ese golpe nunca llegó. Con confianza creciente, Khalil fue sumando puntos y daño.

El tercer asalto fue una exhibición. Rountree derribó en dos ocasiones a Hill, que seguía sin poder apoyar correctamente su pierna y acumulando castigo. La diferencia física, táctica y emocional era evidente. Mientras Khalil mantenía la calma y el dominio, Jamahal mostraba gestos de frustración y agotamiento, cada vez más cerca del abismo.

En el cuarto asalto, la pelea ya no tenía historia. Hill, sin piernas y sin ritmo, no encontraba caminos. Rountree, consciente de su ventaja, mantuvo el control con inteligencia. El combate parecía ya sentenciado, y solo un error o una genialidad podían alterar el destino. Ninguna de las dos cosas ocurrió.

En el quinto y último round, Rountree solo tuvo que asegurar. Sin asumir riesgos innecesarios, siguió castigando con criterio y cerró una victoria clara, sin discusiones. No hubo finalización, pero tampoco ninguna duda. El plan fue eficaz desde la primera patada hasta la última combinación.

Jamahal Hill, que llegaba al combate necesitado de un golpe de autoridad al UFC Bakú, volvió a tropezar. El que fuera campeón de la categoría no encuentra el camino desde que perdió el cinturón, y esta derrota lo aleja aún más de la cima. En el último descanso, su rostro lo decía todo: desesperación, resignación y falta de respuestas.

Para Rountree, en cambio, la victoria es una de las más importantes de su carrera. No solo por el nombre del rival, sino por la forma de conseguirla. Demostró madurez, solidez y una ejecución impecable ante un ex monarca que nunca pudo entrar realmente en combate.

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