Costello Van Steenis lo logró. Después de más de una década de lucha, después de errores, tropiezos y aprendizajes, el neerlandés de sangre latina firmó la victoria más épica de su carrera y se coronó como campeón mundial del peso medio en Bellator, bajo el paraguas de PFL. Lo hizo en África, contra el invicto Johnny Eblen y cuando todo parecía perdido.

Fue una noche de supervivencia, paciencia y explosión final. Van Steenis supo resistir. Supo esperar. Supo atacar cuando la oportunidad apareció como un destello. Faltaban apenas nueve segundos para el final del combate cuando encajó un rear-naked choke perfecto. Eblen, ahogado y sin escapatoria, se desvaneció. El árbitro intervino. Y la historia cambió.

Durante los dos primeros asaltos, Eblen impuso su ley. Llevó la pelea al suelo una y otra vez. Golpeó desde la espalda. Aplastó con presión. Incluso buscó una estrangulación que, sin saberlo, anticipaba su destino. El campeón parecía inquebrantable. Parecía.

En el tercer asalto, algo se rompió en el patrón. Van Steenis logró mantenerse en pie más tiempo. Empezó a conectar. A sentirse más suelto. El aire cambió. El público lo notó. Él también.

El cuarto fue otra historia. Una patada baja derribó a Eblen, que ya no respondía con la misma frescura. Cerca del cierre, Van Steenis lo arrinconó contra la reja y descargó una ráfaga de golpes que estremeció la arena.

Pero aún estaba por debajo en las tarjetas. Dos jueces daban ventaja a Eblen (39-37) tras cuatro asaltos. Van Steenis necesitaba el milagro. Y lo fabricó con sus propias manos.

El quinto round empezó con Eblen volviendo a lo que sabía: lucha y control. Pero el tanque se le vaciaba. Van Steenis, más fresco, más entero, revirtió una posición, tomó la espalda y cerró la estrangulación. Eblen no tuvo opción. No hubo escapatoria. Solo rendición. La caída fue inevitable.

Van Steenis cambió la historia en el último round

El reloj marcaba 4:51 del último asalto. Nueve segundos más, y la decisión habría sido de los jueces. Pero Van Steenis no dejó el desenlace al azar.  “Le he dado mi vida a esto”, dijo entre lágrimas. “Doce años. Cometí errores. Perdí contra leyendas. Pero supongo que ahora… yo soy una jodida leyenda, ¿no?”

Con esta victoria, rompe el invicto de Eblen (16-1), que acumulaba cuatro defensas exitosas del título. Van Steenis, por su parte, encadena tres victorias consecutivas y alcanza al fin el cinturón que tantas veces se le escapó.

Pero su triunfo puede ir más allá del oro. Su nombre suena con fuerza en los despachos de PFL. Van Steenis vive en España. Entrena en España. Y sueña con pelear en España. Su consagración como campeón podría ser la llave que abra la puerta de PFL a territorio español.

Por lo pronto, el nuevo rey del peso medio ya ha cambiado su historia. La pregunta es si también está a punto de cambiar la de todo un país.

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