Katie Taylor se bajó del ring, el pasado viernes, sin alzar la voz. Había ganado, otra vez, a Amanda Serrano. Por tercera vez. Por decisión mayoritaria. En un Madison Square Garden lleno, ruidoso y consciente de que presenciaba el último acto de una rivalidad que ya es historia del boxeo mundial. Taylor no gritó. Solo sonrió. Y, como tantas veces antes, dejó que hablara su boxeo.
La trilogía frente a Serrano cierra un círculo. Lo que comenzó en abril de 2022 en Nueva York y continuó en Dallas en noviembre de 2024, tuvo su desenlace —menos eléctrico, más táctico— en julio de 2025. Tres combates, tres victorias para la irlandesa. La última, quizás, con sabor a despedida.
“No sé si volveré a pelear”, admitió Taylor minutos después. “Quiero disfrutar este momento, reflexionar y ver qué viene”. Pero la sonrisa y la serenidad con la que lo dijo no escondían una idea que planea desde hace tiempo: podría ser el final. Un final en alto, sin derrotas en esta saga histórica, sin mancha, con un legado intacto y posiblemente irrepetible.
A sus 38 años, Taylor no necesita más. Fue campeona olímpica, campeona indiscutida en dos divisiones y pionera en abrir estadios y titulares para el boxeo femenino. Su rivalidad con Amanda Serrano ha sido el eje de una transformación. Ya no hay salas vacías ni carteleras marginales. Hay veladas estelares y respeto.
“No quiero volver a pelear con Amanda. Pega demasiado fuerte”, bromeó Taylor, dejando claro que una cuarta entrega no está sobre la mesa. Lo que sí podría estarlo, según deslizó, es un último gran combate en Croke Park, el estadio irlandés que nunca ha pisado como profesional. Sería la despedida perfecta. En casa. Con su gente. Sin más cuentas pendientes.
Taylor vs Serrano 3: el futuro de Amanda, entre muchos interrogantes
Del otro lado, Amanda Serrano, visiblemente emocionada, aceptó la derrota con madurez. “Gracias, Katie, por estas tres peleas increíbles. Hemos hecho historia con el Taylor vs Serrano”, dijo. No hubo lamentos. Solo respeto. Solo verdad.
Pero el futuro para la puertorriqueña también está en el aire. Con 35 años y un recorrido imponente —campeona mundial en siete divisiones, aún monarca en el peso pluma—, tiene decisiones por tomar. Puede seguir defendiendo sus cinturones, cambiar de categoría o incluso colgar los guantes. Pero la sensación tras el combate fue la de un ciclo que, al menos en este duelo, se ha cerrado.
“Probé con una estrategia más técnica, más inteligente. No fue suficiente”, explicó Serrano tras el duelo ante Talyor. No hubo drama. Solo una mujer consciente de que ha dado todo. Y de que quizá ahora toca pensar, más que pelear.
Taylor y Serrano han elevado el boxeo femenino a alturas nunca vistas. Han llenado recintos, abierto portadas y conquistado respeto más allá de los guantes. Ahora, puede que ambas se enfrenten a la pelea más íntima: la del retiro. Y esa, como bien saben, no se gana con golpes. Se gana sabiendo cuándo parar.
En el silencio posterior al combate, cuando las luces se apagaron y el Garden volvió a respirar, quedó la imagen de dos leyendas que, en la cima, podrían haber dicho adiós. Sin anunciarlo. Sin estridencias. Con la elegancia que define a las grandes. Como Katie Taylor. Como Amanda Serrano. Como lo que son: historia.
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